jueves, 24 de enero de 2013

LA CRISTIANA Y EL MISOPROSTOL

El debate del aborto en Colombia sigue vivo, y las opiniones de todos cuentan. Sin embargo, cuando las opiniones pertenecen a alguien que en algún momento tendrá en sus manos la opción de votar a favor o en contra de una ley en el Senado, hay que tener cuidado en cómo esa persona maneja dichas opiniones personales.
El caso que analizaré hoy es uno de los más recientes en medio de este debate. El Misoprostol (medicamento usado para interrumpir el embarazo) está incluido en el Plan Obligatorio de Salud (POS), inclusión que había sido demandada, pero esta no fue aceptada por el Consejo de Estado. Ante este rechazo, la senadora Claudia Wilches Sarmiento salió a dar declaraciones arremetiendo contra la decisión tildandola de "poco responsable". A continuación analizaré una reconstrucción de su brevisimo argumento con la información de aquí para mostrar dos cosas: Por un lado, y en el mejor de los casos, su argumentación carece de información que la respalde; por otro lado, sus creencias personales (el hecho de ser cristiana) sí está influyendo en sus opiniones.


Vamos a empezar reconstruyendo la tesis que la senadora pretende atacar. Esta será nuestra tesis principal (TP) y es la siguiente: El Misoprostol es un medicamento válido para interrumpir un embarazo y no constituye un riesgo de salud, social, económico, etc. El resultado de aceptar esta tesis es que es válido incluirlo en el POS. Nótese que esta tesis consta de dos partes a evaluar unidas por la cópula "y", que sin embargo se pueden ver enlazadas, al menos, en el campo de la salud. Decir que el Misoprostol es válido para interrumpir el embarazo implica que no constituye un riesgo de salud, pero no necesariamente implica que no constituye un riesgo social; pero que implique un riesgo para la salud sí puede implicar un riesgo social. Por tanto, no es suficiente para nuestra senadora  rasgarse las vestiduras diciendo que el Misoprostol va a destruir a la sociedad establecida, y que nadie piensa en la familia, para invalidar al Misoprostol como medicamento para interrumpir un embarazo. Ella necesita atacar  la tesis de la validez médica del Misoprostol para atacar efectivamente nuestra TP.
Veamos ahora cómo procede la senadora. Podemos rastrear dos argumentos dados por ella:

1) El Misoprostol genera una serie de riesgos en la población femenina.
2) La inclusión y validación del Misoprostol en el POS implica una inminente despenalización del aborto en su totalidad.

Teniendo en cuenta el párrafo anterior, podemos ver que 1) pretende atacar la validez médica del Misoprostol mientras que 2) pretende mostrar que el Misoprostol constituye un riesgo social.


Empecemos con 1). ¿En que se basa la senadora para afirmar que el Misoprostol trae riesgos para las mujeres? Al parecer en una mera opinión. Es difícil (muy muy difícil) confiar en la exactitud del periódico del que extraigo la información, así que se le puede conceder a la senadora que su información es algo más completa que la que se nos ofrece en la nota. Sin embargo, también es muy plausible el pensar que la senadora emitió estas declaraciones como una mera opinión rabiosa, y que por tanto no tiene datos, pruebas o estudios que certifiquen que "Ese medicamento está siendo utilizado para las interrupciones del embarazo; y lo más riesgoso aun, de uso doméstico, sin contar con un acompañamiento médico", o que certifiquen que el Misoprostol es peligroso para la salud per se. Así pues, la senadora carece de la información necesaria para respaldar su contra-argumento más fuerte, en cuyo caso debemos aspirar (muy ilusamente seguramente) a que, en una eventual toma de decisiones sobre el tema del aborto, nuestra querida senadora haya recopilado las pruebas necesarias (y buenas pruebas) para justificar su posición y su negativa contra el Misoprostol en particular y el aborto en general.
Ahora veamos 2). Este argumento es algo curioso porque no solo pretende mostrar que el Misoprostol es un riesgo social, sino que también pretende atacar directamente nuestra TP sin necesidad de apelar a la crítica médica y de salud del medicamento. Este argumento es lo que se conoce como una falacia de hombre de paja. Cuando la senadora argumenta con 2) pretende desestimar la decisión del Consejo de Estado atacando únicamente el rasgo social de la TP, y no el más importante rasgo médico de la misma. Un posible riesgo social de este medicamento es una tesis mucho más fácil de atacar porque de esa manera es más fácil mostrar al Misoprostol como algo malo ante la sociedad. Pero, ¿Por qué nuestra admirable senadora considera al Misoprostol un riesgo social? ¡Porque es cristiana! Su agenda religiosa ve con muy malos ojos el aborto, sea como sea y sea el caso que sea, y por esto para la senadora el hecho de despenalizar por completo el aborto constituye un atentado a la sociedad. Pero eso no es todo, la implicación que usa para concluir que apoyar la inclusión del Misoprostol en el POS implica una despenalización completa del aborto también es falaz, más exactamente es una falacia de pendiente resbaladiza. De esta manera, al decir que la inclusión del Misoprostol en el POS lleva a la despenalización total del aborto, y al creer que el aborto es algo reprochable gracias a sus creencias religiosas personales, la senadora pasa a concluir que la negativa del Consejo de Estado para sacar al medicamento del POS es "poco responsable"; o lo que es lo mismo, desde su perspectiva cristiana, es algo malo por ser el principio de un abismo social que culmina con el aborto despenalizado.
Asi pues, vamos a retomar lo que dije al principio a manera de conclusión. Aquí en Colombia todos podemos creer en lo que nos venga en gana, y podemos opinar lo que queramos, por más idiota, reprochable, insensible o incorrecto que se vea. Censurar a la senadora Wilches es un acto que viola su derecho a la libre expresión y a la libertad de cultos, y personalmente no estoy de acuerdo con que eso se haga. Sin embargo, la señora Wilches tiene una función social al ser senadora, lo que le confiere unos deberes particulares, como garantizar el Estado laico a la hora de legislar. En ese sentido, ella puede opinar desde sus creencias religiosas particulares, pero tanto ella como sus amiguitos cristianos en el Senado han violado, violan y seguirán violando el Estado laico siempre que voten contra propuestas como el aborto, el matrimonio gay o la eutanasia generando argumentos y justificaciones como el que analicé hoy, y esto sí es altamente reprochable y condenable.

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