viernes, 27 de enero de 2017

LA APUESTA DE PASCAL: COMENTARIOS E IMPRECISIONES

Recientemente anda haciendo la ronda un video en el que se presenta la que, supuestamente, es la respuesta definitiva que se le puede dar a un ateo para refutar su no creencia en dios.


La respuesta dada por el pastor no es otra que la famosa apuesta de Pascal, muy conocida y discutida en diferentes ámbitos. Si es tan conocida y discutida, ¿por qué decir algo más sobre ella y no redireccionar a alguno de esos comentarios ya existentes? Por el mismo motivo por el que, a pesar de ser tan famosa y antigua, un video en youtube basta para que vuelva a ser popular: parece que las personas, tanto creyentes como ateos, no conocemos bien la apuesta, y ante la novedad caemos en las mismas discusiones que se han dado ya muchas veces.


Sin embargo, en los pocos comentarios que vi al respecto, y en el mismo video, la apuesta no se muestra en su totalidad. Sí, se entiende el planteamiento general, pero lo que expone el pastor, y lo que muchos se han dedicado a criticar, es solo un pequeño párrafo en medio de una explicación que ocupa cuatro páginas de texto. Mi propósito en este escrito es, por un lado, traer algunos apartes que complementan esta información para que tengamos un mejor panorama al hablar de la apuesta; y por otro lado, ofrecer un somero análisis que no pretende ser el adecuado (al fin y al cabo solo es un ejercicio informal de lectura, no un ensayo académico), pero sí pretende darle herramientas al lector para que indague y se forme una opinión mucho más sustentada sobre el tema. Teniendo esto claro, manos a la obra.

Citar a Pascal para que ubiquen los fragmentos que voy a ofrecer es complicado porque escribió pensamientos (de ahí el nombre del libro en el que aparece la apuesta), y la numeración de dichos pensamientos varía entre ediciones. Sirva como referente los datos del libro que estoy usando: Ariew, R (ed.). 2008. Pensées. Hackett Publishing Company: Cambridge. pp. 211-214. El pasaje está enmarcado en los pensamientos de julio de 1658 a julio de 1662, y está numerado como S680/L418.

Pascal abre con una analogía para explicar cierto tipo de relación entre dios y los seres humanos (Pascal, p.211). La analogía usa los números para explicar esta relación: así como hay números finitos, de los cuales sabemos cosas como si son pares o impares, también está la infinitud, de la que, aún siendo un número según Pascal, no podemos decir si es par o impar. Así pues, sabemos que hay un infinito, pero no podemos conocer su naturaleza. De la misma manera, podemos conocer la naturaleza de aquello que es finito, como nosotros mismos, pero no podemos conocer la naturaleza de un ser como dios, que sería infinito. A continuación, Pascal dice:
But by faith we know his existence. In glory we shall know his nature. Now, I have already  shown that we can know the existence of a thing without knowing its nature. (p.212)
Parece claro que la existencia de dios, a diferencia de la existencia de un infinito, no se adquiere a través de la razón, sino a través de la fe. Alguien que carezca de dicha fe no aceptará la existencia de dicho ser, y por tanto no tendrá siquiera que pensar en cómo podría ser la naturaleza de un ser así; simplemente, al no contemplar su existencia, cualquier inquietud con respecto a su naturaleza queda desechada.

Esto cobra importancia por algo que menciona la señora que aparece en el video con el pastor. Ella pregunta cómo convencer a alguien escéptico; y todo el ejercicio desarrollado por Pascal es, de hecho, escéptico¹. ¿En qué consiste este escepticismo? Pascal no está tratando de ofrecer pruebas de la existencia de dios, porque para él la fe es suficiente; de no ser así, decir que "por fe sabemos de su existencia" no tendría mucho sentido. Incluso después de decir esto dice explícitamente que no hay manera racional de comprender la naturaleza de dios:
If there is a God, he is infinitely incomprehensible, since, having neither parts nor limits, he bears no relation to us. We are therefore  incapable of knowing either what he is or whether he is. This being so, who will dare undertake to resolve the question? Not we, who bear no relation to him. (p. 212)
¿Por qué, entonces, no parar ahí y quedarse con la fe? Como mencioné anteriormente, el ejercicio de Pascal es esceptico, y lo es en el sentido de exponer dos posiciones contrarias y analizarlas hasta llegar a una conclusión: o bien una de las dos se sobrepone, o bien ambas son igual de probables y suspendemos el juicio. Pero Pascal ya nos ha dicho que ninguna de las dos posiciones está por encima de la otra. ¿Cuáles son estas posiciones? Dios es o no es. Pero ya que no podemos llegar a conocer la naturaleza de dios, nos es imposible decir tanto que es como que no es:
Let us then examine this point and say: either God is or he is not. But to which side shall we incline? Reason can determine nothing here. There is an infinite chaos that separates us. At the extremity of this infinite distance, a game is being played in which heads or tails will turn up. How will you wager? You have no rational grounds for choosing either way or for rejecting either alternative. (p. 212)
Para Pascal es tan absurdo afirmar que dios existe como que no existe apelando únicamente a la razón; entendiendo esta como usar nuestro entendimiento para dilucidar si un ser infinito es de determinada manera o no es de determinada manera. Pascal emplea una forma de diálogo consigo mismo para dar cuenta del proceso escéptico, prestándole su voz a través de comillas a un interlocutor que discrepa con sus posiciones. En este punto dicho interlocutor hace lo que haría cualquiera al encontrarse en la posición en la que Pascal lo pone:
Do not, then, blame as wrong those who have made a choice, for you know nothing of the matter! "No, but I will blame them for having made, not this choice, but a choice. For although the player who chooses heads is no more at fault than the other one, they are both in the wrong. The right thing is not to wager at all." 
El agnosticismo se presenta en la forma de la suspensión del juicio. Si no puedo decidir racionalmente si dios es o no es, lo mejor es no preguntarme por esa cuestión, dado que me es imposible resolverla, y dado que no puedo resolver, tampoco debo tomar posición. La existencia de dios no se sostiene, pero tampoco se pone en entredicho, simplemente se obvia por estar fuera de alcance. Aquí está la primera imprecisión que encuentro en aquellos que comentan la apuesta. Al momento de plantearla, Pascal no está pensando en un ateo, está pensando en alguien que está a punto de suspender el juicio al respecto. El ateo, y el escéptico que está representando la señora en el video, no está en suspensión del juicio, está inclinado hacia una de las opciones, y considera que la evidencia es lo suficientemente fuerte para asegurar que dios no existe. La apuesta no está diseñada para convencer al ateo, o para darle evidencias de la existencia de dios. La apuesta está diseñada para evitar la suspensión del juicio en alguien que esté llegando a ese punto, y que no tiene razones suficientes para inclinarse por ninguna de las dos opciones. 

Pascal escapa de la suspensión del juicio de una manera poco sutil. Simplemente dice que tenemos que tomar una decisión, y al menos en este pasaje no nos da pistas de por qué debemos decidir. Intuyo que las razones son morales, teniendo en cuenta el final del pasaje, pero poco es lo que puedo decir al respecto, y este sería un punto de ataque a las intenciones de Pascal, ¿por qué tengo que elegir y no puedo simplemente quedarme en el agnosticismo?

Luego de obligarnos a elegir, el matemático pasa a proponernos su famosa apuesta, que a la luz de lo anterior no resulta tan descabellada ni estúpida como podría parecerle a algunos. Si no tenemos buenas razones para elegir, pero aún así tenemos que elegir algo, ¿cómo elegimos? La razón ha quedado descartada de manera directa; es decir, ella no nos puede ayudar a conocer la naturaleza de dios para poder decir si existe o no existe; pero Pascal nos ofrece un razonamiento indirecto: no podemos decir racionalmente si existe o no existe, pero podemos analizar racionalmente las implicaciones que tendría en nuestras vidas el hecho de que exista o no exista. La apuesta como tal no es obra de alguien con impedimentos cognitivos, sino que es algo bastante ingenioso para resolver un problema en el que a primera vista la razón no parece tener cabida. Esto nada tiene que ver con las deficiencias internas de la apuesta y las críticas que se le hacen a la misma, con las cuales estoy de acuerdo, pero permítaseme darle ese elogio a Pascal, en especial teniendo en cuenta la época para la cual propuso el asunto.

¿En qué se fundamenta la elección hecha gracias a la apuesta? En que la ganancia que ofrece dios es infinita, y eso no se compara con nada que sea finito, como nuestra vida mortal. ¿Qué evidencia nos ofrece Pascal de esta ganancia infinita? Las Escrituras (p. 213). El fallo de la apuesta no es, a mi parecer, el hecho de proponerla, ya que como traté de mostrar, la salida en realidad es supremamente ingeniosa, y tiene una razón de ser, un objetivo claro, y en especial una audiencia bastante bien delimitada. El fallo es que no brinda pruebas suficientes para sostener los beneficios que pretende otorgar, asunto ampliamente criticado entre comentaristas ateos. Por otro lado, la apuesta adolece de otra crítica fuerte que se le hace en los mismos círculos, y es que no da cuenta de la multiplicidad de dioses, y por tanto no es una apuesta de tipo 50-50, sino que hay que tomar en consideración a todo dios que haya existido y pueda llegar a existir².

El pasaje cierra con una nueva pregunta del interlocutor ficticio:
This is conclusive and if people are capable of any truth, this is it. "I confess it, I admit it. But, still... Is there no means of seeing what is in the cards?" Yes, Scripture and the rest, etc. "Yes, but my hands are tied and my mouth is shut; I am forced to wager, and am not free. I have not been released and I am made in such a way that I cannot believe. What, then, would you have me do?" (p. 213-214)
Considero que aquí podemos reforzar la idea de que este proceso no está pensado para un ateo, o para alguien que ya haya tomado una posición clara desde el principio. Aquí el interlocutor, que, recordemos, era alguien que estaba a punto de suspender el juicio, se muestra convencido por la apuesta, pero pide evidencias, solo que esta vez pide evidencia de dicho beneficio infinito. Como ya mencioné, Pascal le dice que esa evidencia está en Las Escrituras; pero el interlocutor responde que ahora su problema es que no sabe como encontrar esa fe de la que hablaba Pascal al principio. Este interlocutor, claramente no es un ateo, y tampoco es un creyente que acaba de toparse con la prueba definitiva de la existencia de dios. Este interlocutor es alguien que intuye que el planteamiento de Pascal es acertado, pero carece de un empujón más que lo lleve a aceptar que, aún cuando no puede dar razones para la existencia de dios, este existe. Pascal le da ese empujón de forma poética, y finalmente el interlocutor se convence:
"Oh! This discourse moves me, charms me, etc." If this discourse pleases you and seems cogent, know that it is made by a man who has knelt, both before and after it, in prayer to that being, infinite and without parts, before whom he submits all he has, so that he might bring your being to submit all you have for your own good and for his glory, and that thus strength may be reconciled with this lowliness. (p.214)
Al final, Pascal menciona que aquel que se convenza de la manera en que se convenció su inexistente interlocutor no solo ganará en la eternidad sino también en la vida mortal, ya que contará con una serie de atributos positivos. Esto, considero, desmiente otra imprecisión que aparece en las críticas a la apuesta. El razonamiento no apunta a crear falsos creyentes, o a engañar a dios haciéndole pensar que creo en su existencia, y de paso haciendo quedar como un tonto a un ser omnisapiente. Aquel que acepta la apuesta y se va con la opción de la existencia de dios lo hace convencido, se compromete con su elección, y no lo hace solo para asegurarse la salvación. Esto refuerza la idea de que esta apuesta no es una manera de probar racionalmente la existencia de dios, como equivocadamente lo interpreta el pastor del video y algunos críticos, sino que es una manera de llevar a alguien a esa fe de la que se habla desde el inicio. No podemos creer en la existencia de dios apelando a la razón, porque no podemos acceder a su naturaleza y no tenemos pruebas de la misma, el único camino es la fe, y en caso de que nuestra fe falle, o tengamos dudas al respecto, la apuesta se presenta como un método racional para reencontrarnos con la misma. Repito, que el método sea racional no quiere decir que la información que usamos para llevarlo a cabo lo sea, y es por eso que un ateo no considerará la apuesta como algo que lo lleve a la conversión, ya que descansa en la creencia de que hay una vida eterna y salvación, y eso ya lo ha descartado.

En conclusión, la apuesta no es tan tonta como parece, si se ve completa y no solo la parte que normalmente conocemos. Eso no hace que sea un buen método para convencer a alguien de que existe dios, y mucho menos es un razonamiento que pruebe dicha existencia. El pastor del video se equivoca completamente al usarla como respuesta a un ateo, porque aún cuando involucra un método racional, depende de la fe para aceptar los resultados que arroja dicho razonamiento. Algunos críticos también se equivocan al menospreciar dicho razonamiento, y al equipararlo con una supuesta demostración de la existencia de dios. Evidentemente esta equivocación puede surgir del hecho de que muchos usen la apuesta con ese fin, pero que ellos se equivoquen no debería llevarnos a cometer los mismos errores. Una buena explicación, y un poco de paciencia, podría ayudar más a desmontar estas ideas con respecto al ejercicio de Pascal que simplemente tildarlo de inútil, ridículo o absurdo.

¹ Hablo de escéptico en el sentido expresado más adelante: confrontación de tesis, antítesis, y eventualmente suspensión del juicio o aceptación de no poder acceder a la naturaleza de las cosas, sino solo a apariencias. Para más información se puede consultar la entrada hecha por Diógenes Laercio sobre Pirrón en su "Vida de los filósofos ilustres", o el capítulo titulado "What does Pyrrhonism Have to Do with Phyrro?" del libro "Ancient Scepticism and the Sceptical Tradition" de Richard Bett.

² A pesar de que considero la crítica válida, el pasaje contiene una explicación que podría dar cuenta de esto indirectamente, aunque no me atrevo a asegurar que lo haga porque no estoy seguro de que apunte a lo que quiero sustentar.Invito al lector a que considere el pasaje por sí mismo: since there is an equal chance of winning and losing, if there were two lives to win for one, you could still wager. But if there were three lives to win, you would have to play (since you must necessarily play), and it would be foolish, when you are forced to play, not to risk your life to win three at a game in which there is an equal chance of losing and winning. But there is an eternity of life and happiness. This being so, if there were an infinity of chances, and only one in your favor, it would still be right to wager one life in order to win two; and, being obliged to play, you would be making the wrong choice if you refused to stake one life against three in a game in which, out of an infinity of chances, there is only one in your favor, if there were an infinite life of infinite happiness to be won. But here there is an infinite life of infinite happiness to be won, there is one chance of winning against a finite number of chances of losing, and what you are staking is finite. All bets are off wherever there is an infinity and wherever there is not an infinite number of chances of losing against the chance of winning. There is no time to hesitate; you must give everything. And thus, when you are forced to play, you must be renouncing reason to preserve life, instead of risking it for an infinite gain, which is as likely to happen as is a loss amounting to nothing. 
Considero que la inclusión de más dioses puede encajar con lo aquí mencionado. Independientemente de que tengamos muchas opciones para elegir, siempre que esas opciones se mantengan finitas, la ganancia infinita sigue siendo suficiente para apostar. Incluso, de ser este el caso, reforzaría la lectura de la fe como indispensable para aceptar la apuesta, ya que dependiendo de la creencia de cada quien, si su dios ofrece ganancia infinita, debe apostar por él. La persona debe creer que dicha ganancia infinita es posible, y si esta nueva creencia solo se logra a través de la fe, la apuesta indefectiblemente requiere de esta para funcionar.

 
 
 


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