viernes, 29 de julio de 2011

¿ESTAS DISPUESTO A ACEPTAR UN SUICIDIO? (2)

Vida buena y vida feliz

En su libro Virtues and Vices, en el capítulo sobre la eutanasia (página 49 - 77, edición en español) Philippa Foot establece algunos bienes básicos para poder hablar de una buena vida: No trabajar más allá de la capacidad propia, tener el apoyo de una familia o comunidad, poder satisfacer, mas o menos, las necesidades de hambre, tener anhelos para el futuro y poder acostarse y descansar en la noche. Claramente existen algunos problemas con estos postulados pero no es el propósito de este escrito ahondar en ellos, simplemente los expongo como base para pensar en ellos y trabajar con el texto anterior.
Si pensamos en los personajes que planteamos en el anterior escrito y los analizamos con estos bienes básicos parece que llevan una buena vida. Valga aclarar que para entender este uso de "buena" necesitamos pensar en la aplicabilidad de los bienes a tratar. El texto en el que aparecen habla sobre eutanasia así que de entrada no podemos ver la palabra "buena" como sinónimo de placentera, excelente, etc. Por buena nos estamos refiriendo a una vida que vale la pena conservarse y vivirse, a pesar de que en algunos aspectos sea una desgracia, excepto en el cumplimiento de los bienes básicos. Volviendo a nuestros personajes parece que cumplen con los requisitos para llevar una buena vida. Ninguno tiene por qué excederse en su trabajo, seguramente su familia los apoya, no sufren de privaciones alimenticias, seguramente anhelan terminar o continuar con sus proyectos laborales, estudiantiles o cualquier otra meta que sirva como anhelo para el futuro, y por ultimo pueden sufrir de algún leve insomnio pero nada que les impida tomar un descanso aunque sea breve.
Si pensamos sus casos de esa manera, ¿Qué podría llevarlos a desear la muerte? Puede que sus vidas no sean las mejores pero tampoco están en una situación terriblemente desastrosa. Entonces, ¿Pasamos por alto algo?
Ahora pensemos el asunto desde otro ángulo. Si le preguntáramos a una de estas personas si lleva una vida feliz, ¿Qué nos contestaría? Aquí es donde el asunto se complica, si es que no venía complicándose desde antes. La felicidad en la vida puede ser el factor determinante a la hora de tomar una decisión de este tipo. Una persona puede llevar la vida mas miserable que se puedan imaginar, llena de privaciones, enfermedades, sufrimientos, etc.; pero aún por encima de todo esto puede decir "soy feliz". Por otra parte, hay personas que llevan vidas que muchos envidiaríamos, que catalogaríamos de perfectas, y con todo eso son las personas mas tristes que pueden existir.
¿Es la felicidad algo tan necesario que puede convertirse en el criterio para decidir si vivo o muero? De ser así, ¿Qué es eso de la felicidad? Parece que tenemos una cierta tendencia a pensar que la felicidad es algo muy importante en nuestra vida. De hecho hay encuestas que se hacen con el fin de medir la felicidad de una ciudad o un país. Sin embargo, no es muy seguro que tengamos una noción clara de lo que es la felicidad. Y si la felicidad puede llegar a ser ese punto de quiebre en nuestra vida es grave que no sepamos lo que es porque podemos estar tomando decisiones equivocadas basados en un concepto falso. No parece muy grave en el caso en el que alguien diga "soy feliz" sin serlo realmente ya que esa felicidad que concibe puede aferrarlo a la vida; pero en el caso contrario si es algo bastante delicado. Si asociamos felicidad a algo erróneo y eso nos conduce a concluir que no somos felices y, por tanto, deseamos morir, podemos cometer un error terrible.
Ahora bien, teniendo en cuenta esto, ¿Creen que nuestros personajes tienen razones suficientes para querer morir?

miércoles, 20 de julio de 2011

¿ESTAS DISPUESTO A ACEPTAR UN SUICIDIO? (1)

¿Recuerdan la película Mar Adentro? Si no la han visto pueden leer ésto rápidamente antes de continuar. Ahora imaginemos a una persona como el protagonista: un tetrapléjico que decide acabar con su vida pero que necesita la ayuda de alguien para hacerlo. Esta persona cuenta con el apoyo de amigos y familiares en el sentido de no estar abandonado; por otra parte tampoco tiene el sufrimiento físico que tendría un enfermo terminal de cáncer para sustentar sus ganas de morir. ¿Apoyarían ustedes la muerte de esa persona?
Ahora imaginemos a una persona (hombre o mujer) que quiere suicidarse porque su pareja sentimental lo abandonó. Esta persona no tiene ninguna condición médica, no tiene problemas de dinero, tiene una familia y unos amigos que la apoyan y su único sufrimiento es emocional. ¿Apoyarían ustedes la muerte de esa persona?
En ambos casos apoyar la muerte de la persona significa estar de acuerdo con su deseo de morir sin necesidad de ser uno mismo quien cause la muerte. Basta con no etiquetar la muerte de esa persona como algo incorrecto o "malo".
Teniendo en cuenta lo anterior los quiero invitar a votar en la encuesta que se encuentra arriba a la derecha en el blog. No tienen que justificar su elección pero me gustaría que los que quisieran hacerlo lo hagan en los comentarios de este post. Esperen en unos días la segunda parte de este tema.

sábado, 9 de julio de 2011

ÉTICA APLICADA

Cuando estamos aprendiendo matemáticas y geometría aprendemos a dividir cosas como círculos en partes iguales, pero cuando estamos frente a un pastel de cumpleaños jamas sacamos regla, compás, papel y lápiz para dividirlo y darle a todos partes iguales.
Con la ética pasa algo parecido. Generalmente la vemos en contextos muy específicos (como la ética empresarial o la ética medica) o en casos de "que pasaría si..."; y aunque esos "que pasaría si" no son tan descabellados aplicados al mundo real sí son algo extraordinarios. No me imagino a muchos de nosotros montados en un tren decidiendo si presionamos un botón para cambiar de vías y matar a una persona para salvar a cinco; y aún en casos más "normales" como un aborto o una muerte asistida nuestra participación tampoco es significativa; es decir, no somos participes de un evento de estos una vez por semana.
Tal vez por esto no le prestamos mucha atención a lo que la ética tiene que decirnos. No le vemos mayor aplicación a nuestra vida diaria y muchos nos limitamos a cumplir con lo establecido por la ley humana o divina, y si nos preguntan por qué no se debe matar o robar o mentir no tenemos muchas opciones para responder a parte de "porque es malo" o "porque así me enseñaron".
Pero, ¿Que pasa cuando queremos explicar un acto que no se corresponde con un crimen terrible o con una decisión entre la vida y la muerte? Aquí entra nuestro amigo Aristóteles. Personalmente la idea de la racionalidad práctica de Aristóteles me encanta (a pesar de que tenga algunos problemas), pero no es mi intención aburrirlos con teorías filosóficas. Si les interesa averiguar por su parte pueden consultar la Ética a Nicómaco o a algún neoaristotélico como Philippa Foot y su Natural Goodness. Aquí simplemente les quiero mostrar unas ideas sencillas que, según mi visión, es lo que plantea Aristóteles.
Hace unos días iba en transmilenio* y por andar despistado me pasé la estación en la que me tenía que bajar y tuve que ir hasta el portal. El portal es la última estación de la ruta que llega y la primera de la ruta que sale, así que cuando el bus llega al portal toda la gente debe bajarse para que el bus tome ahora la ruta de ida y se llene con los que esperan esa ruta en el portal. Cuando el bus en el que iba llegó al portal era hora pico así que había muchísima gente esperando y el bus en el que iba estaba completamente lleno. Cuando paró nos disponíamos a bajar cuando de entre el tumulto de gente que esperaba para subir apareció un señor que sin dudarlo un instante se subió al bus viendo que estaba lleno. El señor en cuestión dificultó la salida de todos nosotros ya que no se movía de la entrada y la bloqueaba impidiendo la salida; además, gracias al reflejo de las masas, otras personas empezaron a hacer lo mismo que el señor y se armó el caos.
Si le preguntáramos al señor por que hizo lo que hizo seguramente contestara que porque tenia afán o porque estaba cansado de esperar. pero, ¿Es esta una respuesta válida? ¿Justificaríamos su actuación en base al cansancio y el afán? Pensemos por un momento en la manera correcta de actuar. Obviamente el señor pretendía subirse al bus y obtener una silla ya que transmilenio es el paradigma de la incomodidad a cualquier hora, pero en su afán por conseguir su objetivo esta perjudicando a todos los que nos queremos bajar y a todos los que se quieren subir ya que esta armando un caos horrible. ¿No sería mejor esperar a que se bajen todos para poder subir? Si la excusa del señor es el afán estaría actuando irracionalmente al crear un caos que retrasa la partida del bus. Lo más racional, y por ahí derecho lo mejor que puede hacer o lo correcto, es esperar para subir sin importar si por esa espera se queda sin silla.
Así escrito el razonamiento parece muy engorroso para una situación que requiere un actuar rápido, pero si lo vemos detenidamente no es nada del otro mundo. El tiempo que ocupamos razonando, sopesando opciones y escogiendo el mejor camino para actuar nos lo ahorramos en disgustos, problemas y retrasos. ¿Que tal si aplicamos la misma táctica para todos los aspectos de nuestra vida? Obviamente hay situaciones que no representan un mejor o un peor resultado. Decidir entre desayunar café o jugo no significará tomar una mala decisión si escojo uno por encima del otro, pero decidir si me paso el semaforo en rojo porque voy tarde, decidir si llevo el carro a la rumba sabiendo que puedo pasarme de tragos, decidir si le pongo los cachos a mi novia porque está fuera del país, ese tipo de decisiones si se pueden considerar como buenas o malas independientemente de que las consecuencias sean nefastas o no.
Con esto no quiero que adopten la filosofía aristotélica en sus vidas ni que me crean todo lo que les acabe de decir. Si ud señor lector es mas del tipo "no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti" o del tipo de seguir reglas no importa. Mi invitación es a que hagan el ejercicio de pensar antes de actuar, de preguntarse ustedes mismos ¿Por qué hice eso? y ver si sus justificaciones son válidas, y sobretodo mi invitación es a que veamos la bondad o maldad de las cosas que hacemos, no sólo hacia los demás sino hacia nosotros mismos y tampoco desde una perspectiva moralista o condenativa de bien y mal sino de qué tan provechoso es eso, si me va a traer alegrías o penas y si vale la pena hacerlo.

*Sistema de transporte público bogotano