Ah, la famosa ley del embudo! Cuando me conviene bien y cuando no lloro y me voy lanza en ristre. Algunos católicos conocen muy bien esa ley y la aplican sagradamente en cada aspecto de sus vidas. Hoy quiero contarles de un caso reciente y que describe a la perfección la aplicación de esta regla.
jueves, 28 de febrero de 2013
lunes, 18 de febrero de 2013
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