martes, 21 de junio de 2011

METÁFORA EN SEIS TIEMPOS

12 de Agosto
Entregado por completo a mis pensamientos me dirijo hacia mi casa. Es más tarde de lo normal y la oscuridad de las calles es tétrica. Apuro el paso ya que el frío penetra hasta mis huesos. Rápidamente llego al camino que se bifurca; ambas opciones conducen a mi casa con una pequeña diferencia de tiempo, pero soy hombre de costumbres y no me gusta variarlas así que siempre tomo el camino de la derecha. El semáforo me detiene antes de tomar mi camino; en ese instante doy un rápido vistazo al callejón de la izquierda y veo un leve destello a lo lejos. Nunca había visto aquel destello, tal vez porque nunca había pasado por allí con una noche tan oscura, pero no le presto atención. Veo el semáforo insistentemente para que me de paso y cuando finalmente cambia cruzo rápidamente y tomo el camino de la derecha. Sin embargo algo me detiene; la curiosidad me mata y finalmente decido ir por la izquierda y seguir el destello. A medida que me acerco el brillo se intensifica y empieza a tomar forma. Es una hoguera en medio de la nada. Es extraño pero a medida que me acerco la calle empieza a perder su contorno. La acera y la carretera se funden en una sola pero los edificios y las casas parecen perderse en el horizonte y cuando finalmente llego al sitio de la hoguera no hay nada a parte del fuego que se estrella violentamente contra el viento. La imagen es extraña pero es más extraño aun que cuando llego junto al fuego siento aún más frío que el que sentía hace unos instantes. Luego de la sorpresa inicial ante una escena tan extraña me percato que hay una persona tras el fuego. No la veo en su totalidad ya que este fuego tampoco ilumina mucho el sitio, solo veo sus pies y sus piernas hasta las rodillas; tiene un jean desgastado y unos tenis descoloridos. Levanto la mirada para tratar de ver su rostro pero la oscuridad no lo permite. En ese momento suena mi celular, es mi mamá preguntándome en donde estoy, le digo que ya voy camino a casa, cuelgo y veo el reloj...han pasado 3 horas desde que me baje del bus. Apuro el paso para salir de ese callejón oscuro y llego a mi casa.

13 de Agosto
Anoche dormí maravillosamente pero al despertar esta mañana no pude dejar de pensar en ese extraño momento, ¿Habrá sido un sueño? Todo el día pensé en esa hoguera ardiendo hacia el cielo y en esa persona solitaria de pie junto al fuego. Hoy salí un poco más temprano para poder pasar de nuevo por aquel callejón sin tener el oscuro velo de la noche sobre el escenario. Al llegar a la bifurcación el sol aún no ocultaba su rostro pero tan pronto empecé a transitar ese misterioso paraje el tiempo pareció acelerar estrepitosamente y para cuando había dado unos cuantos pasos la noche ya era densa y el viento soplaba con más ímpetu. Llegué al sitio de la hoguera y de nuevo estaba esa persona allí. Me senté en el espacio vacío con la mirada fija sobre el fuego esperando que esta persona se pronunciara pero nada ocurrió por un buen tiempo. Luego de estar un rato hipnotizado por el lugar vi que sobre las llamas se alzaba una mano delgada que empezó a danzar al ritmo de las llamas. El fuego se alzaba violentamente y la mano se alzaba con él evitando quemarse, y cuando el fuego menguaba sus ánimos y yacía plácidamente como un cachorro adormilado la mano descendía hasta su nivel como si lo estuviera acariciando. Este enigmático juego se repitió durante todo el tiempo que estuve mirando. De nuevo no pude ver el rostro de la persona que jugueteaba pero cuando el fuego se alzaba rabioso podía ver una hilera de dientes blancos tras una gran carcajada. Miré mi reloj y ya se acercaba la media noche así que salí de allí.

15 de Agosto
Desde aquella noche no he podido conciliar el sueño plácidamente. Ayer no tuve fuerzas ni siquiera para escribir y no salí de casa; estuve tratando de dormir todo el día pero lo más que pude conseguir fueron un par de horas de erráticos movimientos en mi cama. Hoy fui de nuevo al callejón y estuve viendo a esa persona de nuevo, pero hoy pasó algo diferente. En medio de su peligroso juego el fuego se encontraba tranquilo pero de repente se alzó con fuerza impetuosa y atrapó a la mano en sus ardientes fauces. La persona parecía no reaccionar, no se movía, no gritaba, no hacia nada. Pensé que nada estaba ocurriendo puesto que no había reacción alguna pero un pequeño destello de luz empezó a golpear mi rostro, como cuando un bromista decide cegar a otro con el reflejo de su reloj; pero este destello era muy leve, casi imperceptible. Busqué su fuente y provenía del rostro de aquella persona. Descendía suavemente y reflejaba las furiosas llamas hacia mi. No sabia lo que estaba pasando cuando la operación se repitió de nuevo, otro suave destello inició y fue deslizándose hasta desvanecerse...eran lágrimas. Inmediatamente me puse de pie y tome su mano para alejarla del fuego. Estaba fría, como si hubiera estado bajo el hielo y no bajo el abrazo de Prometeo, pero estaba quemada. Podía sentir ese insoportable olor adueñándose de todo. Tomé su mano y la alejé del fuego tanto como me fue posible y pude ver de nuevo esos dientes blancos asomándose tras una pequeña sonrisa. Me quedé un rato pero nada más sucedió. Ni una palabra, ni una mirada, solo esa pequeña sonrisa quebrando la penumbra.

16 de Agosto
Anoche tampoco dormí bien. No pude concentrarme en todo el día y solo esperaba el momento para ir de nuevo al callejón y ver que todo estuviera bien. Al llegar pensé que no encontraría de nuevo a aquel personaje misterioso pero ahí estaba como si nada hubiera pasado. Esta vez la hoguera me pareció un poco más grande y su juego algo más atrevido. Su mano no tenia vendajes, se podía ver la carne quemada formando cicatrices y aún así seguía jugando. Esta vez estuve un buen rato viendo el fuego y pensando en esa persona en silencio. ¿Por qué seguía ahí? ¿Por qué seguía jugando? Las preguntas colmaban mi cabeza y surgían como estallidos en un campo de batalla. No aguante más y me puse de pie junto al fuego y empecé a disparar cuestionamientos. Primero lo hice delicadamente (al fin y al cabo no conocía a esa persona y no era mi problema) y no recibí respuesta. La ira se fue apoderando de mi y la rabia hacía que las preguntas empezaran a sonar como juicios contra un acusado. Igual no recibí respuesta, solo veía esa mano danzando con el fuego y esa sonrisa casi burlona en medio de la nada. Me fui lleno de cólera y dudas. Parece que hoy tampoco dormiré.

17 de Agosto
No sabía si ir hoy al callejón pero mi necesidad de respuestas pudo más que mi indecisión. Hoy no iba tan animado como otros días, tal vez porque se estaba volviendo parte de mi cotidianidad y había dejado de ser la novedad del momento. Llegué más tarde de lo habitual aunque allí las fronteras del tiempo parecen no tener validez, cualquier momento del día es igual. Cuando llegué se estaba repitiendo la estremecedora escena de hace dos noches. La mano no danzaba, era presa de un animal iracundo y las lágrimas eran el único aviso de un sufrimiento mudo. Me estremecí y mi cuerpo quería saltar al rescate pero en el ultimo segundo, eterno por cierto, retome el control. No me inundó la compasión o la tristeza, no....me inundaron las dudas seguidas de la incomprensión y la ira. Entendía lo que estaba pasando pero no entendía el por qué estaba pasando. Lancé las mismas preguntas con aires de condena que lancé la noche anterior esperando conseguir respuesta pero nada ocurrió tampoco. En ese momento supe lo que debía hacer. Esta noche no me detuve a contemplar la dulce danza del fuego y la mano, tampoco me detuve a buscar ese rostro humano en medio de toda esta fantasía con tintes oníricos y finalmente no me dediqué a criticar o a buscar una explicación a algo que seguramente tendrá muchas racionalizaciones pero ninguna razón. Simplemente miré al horizonte con la cabeza en alto y seguí mi rumbo sin detenerme a hacer contemplaciones. Cuando crucé la hoguera y empecé a ver el fin del camino el viento me llevó una dulce y suave melodía con un sabor melancólico y doloroso. Una voz que provenía de esa escena psicodélica que estaba dejando atrás y lo único que oí en ese lugar a lo largo de todas estas noches. "me duele....me duele". Fue lo único que escuché y se sintió como la fría hoja de una daga atravesando la calidez que brinda la sangre al corazón. De espaldas a la escena continué mi camino, no di vuelta atrás, ni siquiera mi mirada se volvió a posar en aquel sitio. Unas cuantas lágrimas bañaron mis mejillas mientras el ruido de los autos al otro lado de la calle ahogaban aquella voz.

18 de Agosto
Anoche por fin pude volver a conciliar el sueño. Las dudas se disiparon y la tranquilidad volvió a invadirme. Hoy llegué temprano a mi casa y tuve tiempo de hacer muchas cosas que no había podido hacer en estos días. Si se preguntan que camino tomé hoy pues bueno....soy hombre de costumbres.

jueves, 16 de junio de 2011

:)

Pretender ser el príncipe azul no sirve de nada; es un personaje soso, aburrido, plano...es un cliché. El príncipe vive el libreto al pie de la letra. Hace lo que se supone que debería hacer, aprende lo que un príncipe debería aprender y a la larga conoce todo el desarrollo de su vida desde pequeño; sabe lo que va a hacer, sabe lo que va a pasar y termina viviendo feliz para siempre. ¿Quién no querría algo así?
Por otro lado tenemos al bufón, el único personaje que puede burlarse hasta del propio rey si se le da la gana. No necesita libretos porque con ver a las personas le basta para burlarse de su tonta e inútil vida.El bufón es el único que se da cuenta de todas las estupideces que ocurren a su alrededor y las saca a flote, es el único que se da cuenta que en este mundo lo lógico es que todo sea ilógico y todos son felices con eso.
Resulta obvio por que todos prefieren príncipes azules felices y no bufones que solo hacen reír.