Muchas veces, cuando hablamos de filosofía, tenemos concepciones algo distorsionadas que nos impiden ver la belleza de un pensamiento filosófico en las cosas cotidianas. Creemos que la filosofía es leer muchos libros aburridos, conocer un montón de personajes antiguos y hablar con un lenguaje súper extraño. También creemos que filosofar es sumergirse en una depresión adolescente y renegar del mundo en general. Esas concepciones pueden ser acertadas, aunque cliché, pero no nos dejan ver el panorama completo: podemos filosofar sin necesidad de ser depresivos y aburridos. Para demostrar este punto, quiero hablarles de algunas de las ideas filosóficas que pueden explorarse a través de un programa infantil, ideas que pueden discutir con sus hijos de manera divertida. La idea no es darle cátedra a un niño con conceptos difíciles de comprender incluso para los adultos, sino tratar de estimular su pensamiento filosófico a partir de un producto que pueden disfrutar y con el que se pueden entretener y aprender al mismo tiempo. Así pues, veamos qué nociones filosóficas podemos explorar con Miraculous Ladybug.