domingo, 26 de abril de 2009

SUENA EL TELÉFONO

(Estoy escribiendo un ensayo para la clase de la otra semana. El celular empieza a vibrar sobre el escritorio y lo tomo entre mis manos. Contesto…)

- Aló? Hola cómo estas.

- Una hora? Me podrías dar un poco más de tiempo?

- No se, la verdad estoy bastante ocupado. Pero lo pensaré.

- Quizás podríamos ir a comer algo.

- Un helado por ejemplo.

- Está bien, me convenciste. Voy a acabar este trabajo lo más rápido posible para llegar a tiempo.

- No tranquila, tú sabes que yo soy bastante cumplido. Allí estaré a las 3 en punto.

- Una cosa a la vez. Primero nos vemos hoy y después pensamos en mañana.

- Nada, pero tenemos más tiempo para pensarlo cuando nos veamos.

- Claro que me gusta salir contigo; lo que no me gusta es armar planes por teléfono porque no me gusta hablar por teléfono.

- Ahora no te vayas a poner brava.

- Te conozco y por eso te lo digo.

- Está bien, está bien. Era molestando jajaja.

- Loca tu.

- Orfebrerías? Que cambio de tema tan radical. Y para que quieres una orfebrería.

- De verdad? Dile a tu mama que le mando muchos saludos y que pase un muy feliz cumpleaños.

- Isis. Queda por el centro. Si quieres vamos y te ayudo a escoger algo.

- Guau, acaso le vas a comprar el almacén completo?

- Ok, ok…yo tengo la dirección.

- …

- Tienes señal?...casi no te oigo.

- Estoy acabando de escribir un post. El trabajo lo deje inconcluso.

- A las 3 en punto…lo sé, lo sé. Me faltan solo un par de líneas.

- Mañana hablamos de eso. Entre más me entretengas más me demoro en salir.

- Oye espera......Te mando un abrazo. Adiós.

(Cuelgo sintiendo ese sinsabor que siento siempre que hablamos.)

La mayoria de las ocasiones nuestras palabras expresan mucho más de lo que quieren decir.

(Idea inspirada en el diálogo "Contracrostipunctus" del libro"Gödel, Escher, Bach: Un Eterno y Grácil Bucle" de Douglas Hofstadter.)

lunes, 20 de abril de 2009

SOLILOQUIO

Sentado en frente de la pantalla del computador un escalofrío recorre mi cuerpo. Al mismo tiempo, mientras estoy jugando, pienso en lo que estoy haciendo y en si lo estoy haciendo bien o mal. Pienso en que si en vez de estar jugando estuviera leyendo y estudiando no estaría sintiendo escalofríos.
Miro las fotocopias. San Agustín ocupó casi toda la tarde, y el siguiente turno le correspondía a Hofstadter y al parcial de Lógica II del miércoles; sin embargo, luego del santo decidí tomarme un descanso...un descanso que se prolongo durante 6 horas y que aun mientras escribo estas lineas no termina.
El problema no es que pierda el tiempo en lugar de estudiar mas horas. El problema es que tengo demasiado tiempo libre como para pensar en lo mal que hago las cosas; y eso digamos que me deprime.
Podrían pensar que la soledad es la culpable de que uno piense este tipo de cosas pero no es así. En realidad el culpable de todo esto es el tiempo libre ya que permanecemos solos mucho mas tiempo del que creemos pero no somos conscientes de esa soledad. La soledad, por el contrario, es bella; me encanta charlar con ella, incluso bailar con ella.
Con la soledad se discute pero siempre se llega a un resultado, y mientras estoy con ella no pienso en si las cosas van bien o mal...pienso en lo que se ha hecho y lo que falta por hacer, le cuento mis planes y mis espectativas y discuto el día transcurrido y el que vendrá cuando amanezca.
Pero cuando se tiene mucho tiempo libre la soledad no esta ahí para acompañarme. Es como si su madre le impusiera un horario estricto de visitas; y en el momento en el que ella no esta caigo en desgracia. Un monstruo aterrador ocupa su lugar y viene a atormentarme con sus dudas y preguntas. Me muestra un mundo en el que no hay mañana, no hay futuro, no hay nada. Parece que me reprochara todo el tiempo que paso con la soledad y me hace sentir que es tiempo perdido y que no vale nada...lo único que vale para él es, paradójicamente, el tiempo en el
que ni él ni la soledad existen. Y es ahí cuando empiezo a sentir escalofríos...es ahí cuando una sensación recorre todo mi cuerpo llegando hasta mi cerebro y generando el pensamiento: ¿Que he hecho?
Todo se nubla y parece que no hay salida. El tiempo perdido es imposible de recuperar y él se encarga de hacérmelo saber muy bien. Un vacío presiona mi pecho, como cuando se está a punto de llorar, y una melancólica voz susurra: "¿que estoy haciendo?", "¿Hacia donde voy?","¿Qué estoy haciendo con mi vida?".
Aquí estoy. Sentado en frente de la pantalla del computador sintiendo un escalofrío. El juego termino pero él aun no se va. No se va porque esta esperando a que apague este aparato infernal y me ponga a leer, y en vez de eso me dedique a escribir en el blog.
Pero...esperen un momento. Estoy oyendo algo. Espero me disculpen por dejar esto inconcluso y tan de repente pero estaba esperando este momento...
- Disculpa. ¿Quieres bailar?