Nada importa, ni siquiera la vida misma.
La vida importa, ya que es la existencia misma.
Si no se existe, no se es. Por tanto, si no se vive no se es. La vida importa por implicar el ser.
¿Que sentido tiene la vida? ¿Su utilidad se reduce a la de ser?.
Si la vida no tiene utilidad no hay necesidad de conservarla ya que no sirve de nada.
El existir no es de por sí importante ya que, si no se tiene un fin, la existencia se torna vacía.
La existencia no es importante.
Ser no es importante.
La vida no es importante.
Si la vida no tiene una finalidad, esta se torna sin importancia.
La vida sin sentido no vale nada.
¿Que sentido tiene la vida si no puedo llevar una vida sin sentido?.
Una madre vive por sus hijos. Un amante vive por su ser amado. Un caminante vive por su camino. Un hombre sin sentido ¿Por que vive?.
Hay cosas importantes y cosas a las que se les atribuye importancia así no la tengan.
Si se ha concluido que la vida sin sentido no tiene importancia ¿Que evita la muerte?.
Es posible atribuir importancia a cosas que no la tienen.
Si se asume como importantes cosas que no lo son, se le puede encontrar sentido a la vida.
Aunque en el fondo sabemos que es un sentido auto inducido generado por un engaño.
Así, la vida no es importante. Lo que es importante es su finalidad.
Nada importa, ni siquiera la vida misma. Pero podemos asumir que si importan.
Si asumimos que importan, nuestras vidas serán mas felices y plenas.
Como todo engaño, hay veces en las que el teatro se desvanece y nos encontramos otra vez con la realidad. Es en esos momentos en los que surge la duda ¿Por que seguir? ¿Que sentido tiene?. Obviamente esto no es una apología al suicidio (no quiero que después digan que es que fulanito se pego un tiro por mi culpa) sino mas bien un llamado a saber si las cosas que consideramos importantes lo son en realidad o si solo las catalogamos así por nuestras pasiones o sentimentalismos.
Puede que para algunos la vida no valga nada y lo verdaderamente importante es lo que se haga con ella. Es decir, la existencia en si no importa para nada, lo importante es qué se puede hacer con ella; si se desperdicia en una vida de excesos o si se enaltece y cobra sentido por el desarrollo al que llegue a lo largo de la misma, y este desarrollo se puede traducir en llegar a ser lo que se desea, en ayudar a los demás y enaltecer el espíritu, en ser mejores personas día tras día, etc.
Para otros, el puro hecho de estar vivos, tener salud y mantenerse en el mundo día tras día es lo verdaderamente importante, independientemente de lo que haga con esa vida.
Si se es de las personas del segundo tipo, no hay de que preocuparse ya que la importancia de la vida radica en la vida misma y no necesita estimulantes para sentirse mejor. Esto no elimina de tajo la tristeza o la depresión, pero si le restan carga al no estar sujetas a una importancia mayor que la de la vida.
Si se es del primer tipo, el problema radica en "a que cosas le estoy dando importancia" y si realmente se merecen la importancia que les estoy dando. Si se deprime mucho, anda triste a toda hora y la pregunta de ¿Por que seguir? es bastante recurrente, cabe la posibilidad de que las prioridades y los valores de importancia estén mal asignados y deba reestructurarlos.
Sé que debo encontrar algo importante y creí haberlo encontrado. Pero justo cuando la felicidad parecía a un paso de distancia, apareció esa maldita pregunta de nuevo y destruyo todo lo planeado. Ahora no se si la asignación de importancia fue correcta o si es que hay algo que hace falta en mi vida. Me inclino por la segunda posibilidad pero eso me lleva a un dilema: ese algo que hace falta en mi vida es tan importante que la afecta al punto de hacerme dudar de las demás asignaciones de importancia: y sin embargo me es tan esquivo y tan indiferente que no lo considero indispensable como para hacerlo parte de las cosas importantes.
Así pues, creo que debo seguir en el camino teniendo constantemente el tropiezo de este cuestionamiento hasta que llegue el día en el que quite la piedra del camino de una vez por todas, o sucumba ante su fuerza y pierda la batalla.
Por mi bien, espero quitarla del camino lo mas pronto posible.
la felicidad no es una meta...es un camino...estoy atrevesando por el que quizá es el momento más crítico de mi vida...pero sigo en pié...POR QUÉ SEGUIR? por mí! porque tengo sueños, metas, porque deseo un futuro mejor...una realización...que aunque parezca lejana va a llegar y voy hacía ella...ánimo mi niño! existes y es el mejor regalo del mundo...vivir!
ResponderEliminarHola Toyita, que alegria volver a verte por aqui.
ResponderEliminarYo creo que la felicidad sí es una meta por un simple motivo: Si somos felices nada puede hacer que estemos tristes. Es decir, la felicidad es el estado último en el que nada ni nadie puede abatirnos. Pero si estando en esa felicidad, la tristeza nos toca el alma nuevamente es porque no eramos realmente felices; era una mera ilusión de felicidad, era una simple alegria la cual, a diferencia de la felicidad, sí puede ser momentánea. Y creo que esas alegrias serian el camino al que tu aludes.
Por otra parte, a diferencia tuya (o eso creo entender en lo que escribes), mi motor de vida no es la vida misma. Yo no creo que la vida sea un regalo divino y que por eso deba ser feliz por el solo hecho de existir. ¿Por qué? Porque de ser así seguiría teniendo metas, sueños, ilusiones; pero estarian relegadas a un segundo plano ya que mi vida seria lo mas importante de todo y no lo creo así.
Ahora, esto no quiere decir que no aprecie mi vida, quiere decir que la aprecio por lo que soy capaz de hacer con ella y no solo por que la posea. El problema radica en llegar a un punto en el que creo que no puedo hacer nada con mi vida. Si llego a eso hay dos opciones: Seguir intentando porque en lo que falle no era más importante que el hecho de seguir viviendo (que creo es tu postura) o replantear la situación y pensar en si vale la pena seguir o es mejor cambiar de plan e irse por otro lado (ya que si no hay plan, la vida no es importante (mi postura actual)).
En principio las dos opciones parecen ser la misma cosa. La diferencia que yo encuentro es que si la vida es lo mas importante por sí misma, no importa cuantas veces uno caiga ya que siempre se va a levantar bajo la premisa de "mi vida es lo mas importante para mi". En cambio, si la vida en sí no es lo mas importante, puede que los planes se acaben y se llegue a un punto critico en el que ya nada mas importa.
Saliendo ya de las explicaciones aburridoras, me alegra que estes por aqui dando muestras de vida nuevamente. Un abrazo.